No sabemos que tienen
los domingos pero lo cierto es que para muchas personas, el último día de la
semana les genera sentimientos negativos muy diversos. Pueden ir desde la
tristeza o la melancolía hasta la apatía o incluso la ansiedad.
A este conjunto de
estados de ánimo, algunos psicólogos lo han bautizado como el Síndrome del Domingo. Hoy en nuestro
blog, vamos a contaros por qué se produce y cuál es la mejor forma de evitarlo.
El Síndrome del Domingo es más habitual
que se produzca en otoño e invierno, ya que son las épocas del año más frías y
en las que los días son más cortos. Dichas circunstancias invitan a quedarse en
casa y este hecho desemboca en muchos casos en estados de ánimo melancólicos o
tristes.
Ahora bien, ¿cuáles
son los motivos que nos conducen a dichos estados de ánimo?
Muchas veces
generamos muchas expectativas ante el fin de semana que se aproxima, bien sea
porque estamos sobrecargados de trabajo o simplemente porque tenemos una semana
complicada. Si las expectativas creadas no se cumplen, podemos acabar el
domingo con una sensación de vacío y un sentimiento de culpabilidad, en el
sentido de no haber aprovechado lo suficiente el fin de semana.
Por otro lado, la
libertad para hacer lo que queramos durante el domingo, sin horarios ni
obligaciones, se puede convertir en un arma de doble filo. Esto es, al tener
todo el poder para administrar nuestro tiempo, ello puede ocasionar que no sepamos
muy bien que hacer con él y como consecuencia de ello, acabemos por no hacer
nada. Ese “no hacer nada” suscita en muchas personas, tedio y apatía.
El Síndrome del
Domingo viene dado, también, por la situación laboral a la que nos enfrentemos.
Si sufrimos de mucho estrés en el trabajo, nos preocupamos en exceso o estamos
pasando por un bache profesional, tendemos a caer en el efecto de anticipación, es
decir, pensamos en todo el trabajo que tendremos que hacer el lunes, los
problemas a los que nos tendremos que enfrentar…; en definitiva, acabamos
pasando la tarde de nuestro día libre, pensando en el trabajo de mañana y no disfrutando el hoy, el presente.
Como último motivo
que puede desencadenar este tipo de síndrome, podemos citar, el tiempo que el
domingo nos deja para pensar en nosotros mismos y en nuestras vidas. Digamos,
que el domingo nos sitúa ante el espejo donde se reflejan nuestros temores y
cuestionamientos que, durante la semana no emergen por las obligaciones, la
rutina y la falta de tiempo. Esto
supone que, de no estar contentos con lo que “ese espejo nos muestra”,
aparezcan pensamientos y sentimientos que nos entristecen. En el caso
específico de las personas que están solas, éstas experimentan en este día, un
total sentimiento de
soledad.
La actitud positiva es lo mejor para ahuyentar a este Síndrome
Casi todo en la vida es una cuestión de
actitud. Evitar caer en el Síndrome del Domingo no es una excepción y va a
depender de forma decisiva, en cómo afrontemos este día.
Porque aunque el domingo es de hecho, el
día de descanso por excelencia, eso no significa que deba convertirse en un
tedio. Démosle la vuelta a nuestros pensamientos negativos y transformémoslos
en positivos. Por ejemplo, a la recurrente frase “A la mañana siguiente tengo que trabajar. ¡Menuda semana me espera”;
podemos responder con el siguiente pensamiento: “Sí la semana va a ser dura, mejor aprovechar este bonito día para
practicar mi hobbie favorito o disfrutar de mi familia.”
¿A qué es buena respuesta? Pues, os
aseguramos que respuestas como éstas pueden ayudarnos a alejarnos de
sentimientos de tristeza o ansiedad. Si lo pensáis bien, un simple cambio en
nuestras actitudes marca la diferencia entre tener un maravilloso día por
delante para disfrutar, descansar y sentirnos bien con nosotros mismos, y un día aburrido y marcado por la tristeza, la melancolía y los malos rollos.
Pasear, leer un
libro, jugar con nuestros hijos, practicar nuestro deporte favorito, ir al cine...;
actividades como éstas, pueden ayudarnos a pasar un feliz domingo. Para muchas
personas el sábado es un día alegre, divertido y luminoso, mientras confiesan que
el domingo es un día que no les gusta porque lo ven como inútil y apático.
En realidad, si lo analizamos, no tiene ningún sentido, ya que la mayoría de
las actividades que realizamos los sábados, las podemos hacer también los
domingos.
A veces debemos
obligarnos a nosotros mismos a salir a la calle, ir al cine, quedar con los
amigos, etc., aunque en el momento no nos apetezca, se trata de vencer esa
pereza inicial que nos crea la tarde del domingo, olvidar que mañana tenemos
que volver al trabajo y disfrutar del momento como en el resto del fin de
semana.
Y por último, desde
Clínica Barrachina, también os invitamos a que reflexionéis sobre el bienestar
físico y mental que muchas veces provoca el “no hacer nada”. Porque también es bueno practicarlo de vez en cuando. Dejar la mente en blanco,
dialogar con nosotros mismos y simplemente, disfrutar de la tranquilidad de un
día contemplativo, es también un buen plan para desconectar del ajetreo y actividad frenética que nos exige nuestro día a día.
Como siempre os recordamos que el equilibrio entre cuerpo y mente es imprescindible para vivir
una vida apacible. Si estamos en paz con nosotros mismos, ningún síndrome,
semanal o de cualquier otro tipo, podrá lograr que dejemos de ver el lado positivo de nosotros y
nuestras vidas. ¡Buen día y sed
felices!
No hay comentarios:
Publicar un comentario