Puede
ser sorprendente, pero así lo sugiere un estudio realizado por la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh (Estados Unidos) y publicado por la revista
Science.
El grupo de
investigadores de dicha universidad realizó una serie de experimentos en los
que algunos de los participantes tenían que imaginar cómo comían grandes cantidades de un alimento concreto.
Para las pruebas se emplearon chocolate y
queso. La hipótesis que los investigadores barajaban es que si una persona
se imagina ingiriendo un alimento, esta construcción mental del acto de comer,
podría desembocar en un menor consumo
del mismo.
Este estudio se basa
en lo que se conoce como habituación,
es decir, la disminución
en la respuesta ante
los estímulos repetitivos. Según explica uno de
los autores del estudio, Joachim
Vosgerau: “La habituación es uno de los procesos fundamentales que determinan la
cantidad que consumimos de un alimento o un producto, lo que nos indica cuándo dejar de
consumirlo y en qué momento consumir otro.»
Así, los experimentos consistieron en que se pedía a
algunos participantes que se imaginasen a ellos mismos, ingiriendo grandes
cantidades de chocolatinas o queso. A otros, en cambio, se les invitaba a
imaginarse que comían una menor cantidad de los mismos alimentos. Tras
finalizar, los investigadores dejaban un
cuenco lleno de chocolate o queso y les daban total libertad para comer la cantidad que quisieran.
De esta manera, el
equipo de investigación llegó a la
conclusión de que los participantes que se habían imaginado en primer
lugar, comiendo grandes cantidades de dulces o queso, en realidad consumían mucho menos de estos
alimentos que los otros participantes.
Los hallazgos de este
grupo de científicos pueden ser muy interesantes para evitar la ingesta
excesiva de alimentos poco saludables en el caso, por ejemplo, de personas
obesas o diabéticas. “Nuestros hallazgos muestran que la
habituación no se rige solo por la vista, olfato, oído y tacto, sino también
por la forma en que la experiencia del consumo es mentalmente representada.
Hasta cierto punto, imaginar una experiencia es un sustituto de la experiencia
real.”, aclara Vosgerau.
Teniendo en cuenta
esto, la línea divisoria entre imaginar y experimentar quedaría bastante
desdibujada. De ser así, estaríamos ante una técnica revolucionaria para
tratamientos de adelgazamiento.
Y vosotros, ¿qué
pensáis?
¡Feliz finde!
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