Mucho se ha hablado de trastornos
alimenticios como la anorexia o la bulimia. Sin embargo, en los últimos
años, hemos comenzado a hablar de una nueva enfermedad relacionada con la
alimentación. Este es el caso de la Ortorexia,
problema que vamos abordar en el post de hoy.
La
Ortorexia nerviosa es un término acuñado por
Steven
Bratman, médico especialista en terapias alternativas, que se interesó
por investigar las causas y consecuencias de esta obsesión patológica por la
comida sana. Llegó, incluso, a publicar un libro bajo el título, "Health
Food Junkies", en el que indentificaba los principales síntomas de
la ortorexia nerviosa y daba consejos para tratar de superarla.
El término Ortorexia proviene de la palabra griega, “ὀρθός”, “orthos”, lo que literalmente significa “apetito
correcto”.
Bratman siempre
sostuvo que la ortorexia es una obsesión perjudicial para la salud,
llegando a compararla, incluso, con el trastorno
obsesivo-compulsivo. La idea de este profesional era que, si bien
las personas que padecen esta patología, siguen una dieta saludable, rica en
alimentos beneficiosos para su organismo, también restringen ciertos alimentos
considerados esenciales para el correcto funcionamiento del mismo, como son,
por ejemplo, las grasas y los productos de origen animal como la carne.
Los ortoréxicos normalmente no son conscientes de que tienen un
problema, ya que se sienten muy orgullosos de llevar un tipo de alimentación
basada en “alimentos sanos”. No obstante, se olvidan de que están
desequilibrando completamente su dieta al eliminar de forma drástica alimentos
que no son prescindibles de ningún modo. El resultado sorprende por lo
paradójico que es. Los enfermos de ortorexia acaban llevando una mala alimentación que, en los casos más
extremos, les puede llevar hasta la
desnutrición.
¿Cómo es un ortoréxico/a?
Los
ortoréxicos/as son personas cuya vida gira en torno a lo que comen. Esto les
lleva a invertir la mayor parte de su tiempo en su alimentación, dejando de
lado otras actividades, hasta el punto de aislarse socialmente.
Este modo
de conducta deviene, en lo que el doctor Bratman, describe como
comportamiento obsesivo-compulsivo. El mayor problema de las personas que
padecen esta enfermedad reside en su mente, es pues, una dolencia psicológica.
Su mente les dicta qué comer y cómo hacerlo, estableciendo reglas que llevan a
estos enfermos a suprimir cualquier tipo de alimento que no sea considerado
“saludable”. De esta forma, ellos mismos van creándose sus propias reglas
alimenticias y es por ello, que acaban por tener concepciones diferentes de los
alimentos.
Teniendo en
cuenta todo ello, puede asaltarnos una pregunta lógica, ¿cuál es la diferencia
entre un ortoréxico y un anoréxico? Ambos padecen una obsesión que proviene de
una patología obsesiva, pero la diferencia está en el objetivo final de la
conducta de cada uno. Así, el anoréxico restringe todo tipo de alimentos con el
objetivo de estar delgado, mientras que el
ortoréxico lo que persigue es estar sano. Es decir, el primero se obsesiona
con la cantidad y el segundo, por la calidad
del alimento que ingiere.
Síntomas y consecuencias de la obsesión por la comida sana
Los
síntomas principales son los que ya hemos descrito, obsesión
con la alimentación
saludable, que lleva a excluir de la dieta diaria, las carnes, grasas,
alimentos tratados con herbicidas o pesticidas, los cambios en el
comportamiento de la propia persona, no sólo alimenticios, sino también en su
forma de relacionarse socialmente (por ejemplo, dejar de salir a cenar con
amigos por miedo a ingerir alimentos “poco sanos”) y sentimiento de
culpabilidad cuando caen en la tentación de los “alimentos prohibidos”.
Las
consecuencias más graves son la
desnutrición e incluso, la
muerte por inanición.
El
tratamiento de este tipo de enfermedad psicológica debe abordarse desde
distintas perspectivas médicas para poder conseguir la rehabilitación total del paciente. Éstas incluyen, la corrección de las posibles
complicaciones orgánicas causada por la restricción drástica de alimentos, la rehabilitación nutricional y la recuperación de las pautas normales de alimentación así como el estudio de los posibles problemas
psicológicos, familiares y sociales que presente cada enfermo.
En Clínica Barrachina ya sabéis que
apostamos por llevar una vida equilibrada que nos permita sentirnos bien por
dentro y por fuera. Todo lo que nos lleve a un desequilibrio tanto emocional
como físico, puede tener consecuencias muy graves para nuestra salud.
Creemos que
el equilibrio lo encuentra cada uno dentro de si mismo. No siempre es fácil ya
que el bombardeo al que nos someten todos los días en la televisión, las
revistas y la publicidad, nos lleva a no saber distinguir muy bien lo que es
“bueno” de lo que es “malo”, llevándonos a malinterpretar mensajes que pueden
desembocar en trastornos como la ortorexia.
El mejor
consejo es aprender a escucharnos
porque sólo a través de la escucha
activa, lograremos conocernos a nosotros mismos, aceptarnos y encontrar esa paz y bienestar interior que nos
permita vivir tranquilos y satisfechos, alejados de fobias y obsesiones.
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