Seguro más de uno nos
hemos hecho alguna vez la pregunta, ¿debería visitar a un psicólogo?; No sin
antes, tener una reacción de miedo e incertidumbre por tal interrogación, puesto que seguimos identificando esto
erróneamente como un desequilibrio mental. Nada más lejos de eso, pues, sólo se trata de consultar a un
profesional para la resolución de un problema, ya que nosotros nos sentimos
incapaces de afrontarlo.
En el post de hoy, vamos a
arrojar un poco de luz sobre este tema, indicándoos cuando es el mejor momento
para hacerle una visita a un profesional de la psicología.
En primer lugar, nadie
puede tomar esa decisión por ti. Con esto queremos decir, que es la propia
persona afectada la que tiene que dar el primer paso. Ni sugerencias ni
consejos de terceros, por muy expertos en la materia que parezcan. Quién debe “dar
el primer paso” en este caso, siempre es eres tú.
Ahora bien, ¿ cuándo puede
saber la persona en cuestión, que necesita una consulta psicológica?
Antes de nada, la persona
debe padecer sufrimiento en su día a día. Un sufrimiento tal, que le lleve a
interrogarse constantemente, a establecer un diálogo interno consigo mismo,
cargado de pensamientos negativos. Atentos, porque el siguiente listado de
preguntas, puede disparar de inmediato, la necesidad de una visita al psicólogo
así como el inicio de un tratamiento:
* ¿Por qué siempre me pasa lo mismo?
* ¿Por qué siempre tropiezo con la misma piedra?
* ¿Por qué aún sabiendo cómo termina una vez más me sucede lo mismo?
* No puedo seguir así con esta angustia, ¿hasta cuándo voy a tolerar este
sufrimiento?
* ¿Podrá un análisis ayudarme a que esto cese?
* ¿Tendré yo algo que ver en esto de lo que me quejo?
Pese a que son cuestiones
que todos en alguna ocasión nos habremos hecho, lo que debe ponernos alerta es
si éstas se repiten de forma constante, desencadenando una actitud que nos
bloquea, que inunda nuestra vida de sensaciones desagradables, impidiéndonos gozar de sus aspectos
positivos o placenteros.
Podemos enumerar, también, las sensaciones que caracterizan
la actitud bloqueadora:
1.
Tristeza, apatía y falta de ilusión
que llega a agobiarnos y nos lleva, incluso a pensar que nuestras vidas carecen
de sentido.
2.
El negro tiñe frecuentemente
nuestros pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en
nuestras vivencias cotidianas.
3. Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos,
incomprendidos o desatendidos.
4. Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir
que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
5. Estamos atenazados por miedos que nos impiden salir a la calle,
relacionarnos con otras personas, permanecer en un sitio cerrado, hablar en público,
viajar, etc.. Es decir, cuando el temor o la inseguridad nos impiden desarrollar
nuestras habilidades y disfrutar de personas, animales y cosas que nos rodean.
6. La obsesión por padecer graves enfermedades o contagiarnos de ellas nos
lleva a conductas extrañas y repetitivas, de las que no podemos prescindir sin
que su ausencia nos genere ansiedad.
7. Cualquier situación hace que perdamos el control y respondamos con
agresividad o con un llanto inconsolable.
8. Tenemos adicciones como juego, alcohol, tabaco u otras drogas, como vía de
escape a estos sentimientos y pensamientos negativos.
9. El estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos:
insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales...
10.
La ansiedad es una constante diaria, que impide la
estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una
conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
11.
Los silencios, los desplantes o
los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian
nuestra relación con los demás.
12.
Las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que
causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre
todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con nuestra pareja.
Como podéis comprobar, esta actitud desencadena sensaciones
que de una forma directa nos conducen a comportamientos que enturbian nuestra
vida. Algunas conductas son tan complejas, que no hay que avergonzarse si somos
incapaces de contenerlas. No somos “superhéroes”. Es cierto que tendemos a
creer que somos autosuficientes, le restamos importancia, con el
autoconvencimiento de que superaremos por nosotros mismos esta situación, que “tan
sólo es una mala racha”. Puede que lo sea, en muchos casos, sólo bastará con
dejar pasar el tiempo. Pero cuando el tiempo pasa y los sentimientos, pensamientos
o conductas de índole negativa no cesan, es inútil “hacernos los fuertes”,
necesitamos ayuda.
La actitud responsable es precisamente esa, actuar, poner
remedio. Porque pedir es tan
necesario como dar. No seremos ni peores personas ni menos dueñas de nuestras
vidas. La autonomía no debe confundirse con eso. Porque, en estos casos, no
somos realmente autónomos, sino que nos dejamos conducir por una corriente de
negatividad que nos lleva a una forma de vivir infelizmente. O mejor dicho, a
una manera de no vivir, porque ésta es sinónimo de desequilibrio e insatisfacción,
un estado en el que nadie se siente cómodo para seguir viviendo.
La visita a un psicólogo es la
visita a un experto en salud mental que actúa como asesor para ayudarnos a que,
por nosotros mismos, recuperemos el equilibrio en nuestras vidas, el experto en
salud que nos acompañará en la recuperación de la seguridad y estabilidad,
No confundamos la autonomía a la
hora de gestionar nuestras vidas con la negativa a solicitar la ayuda de otras
personas para conducir esas acciones a buen puerto. Un psicólogo puede propiciar un mejor
discernimiento en la búsqueda de soluciones y potenciará nuestra autoestima, pues la baja autoestima se esconde, habitualmente, en nuestra incapacidad de afrontar las dificultades y obstáculos que se cruzan en nuestro camino.
Si finalmente decides realizar
una consulta, en Clinica Barrachina te
ofreceremos una ayuda clínica profesional, con un acompañamiento, serio y
confidencial, hasta la completa resolución de tu problema. De paso, instamos a recordad
que ir al psicólogo para intentar solucionar un problema, no significa que ya
siempre debas acudir a su consulta, ni que estés "loco/a". Éstos son
dos tabúes muy implantados que carecen completamente de fundamento.
¡Sed felices y buen fin de semana!
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