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jueves, 21 de junio de 2012

Las altas temperaturas se llevan mejor cuando sabes cómo


El verano ha llegado de nuevo a nuestras vidas. Esa época que tanto nos gusta, donde los días son más largos, tenemos más tiempo libre gracias a las vacaciones y donde podemos disfrutar más del aire libre. Todo esto es fantástico y nos encanta. Pero también sabemos que el verano tiene una doble cara que puede pasarnos factura sino tomamos las precauciones adecuadas. Nos referimos a las altas temperaturas y a los efectos que éstas producen en nuestro organismo, muy peligrosos si los obviamos o les restamos importancia.

En nuestro post de hoy, conoceremos el por qué nos afectan tanto las altas temperaturas y las claves más importantes para sobrellevarlas de una forma saludable y segura. 

En primer lugar, los seres humanos contamos con la capacidad de autorregular nuestra  propia temperatura, lo que se conoce como el fenómeno de la Termorregulación. Aunque la temperatura puede variar en función de la edad, sexo, actividad, hora del día, tipo de alimentos que se consumen etc; lo cierto es que comúnmente la temperatura de un sujeto saludable suele mantenerse  entre los 36,5 y los 37,5°C. Esto es así, porque es en estas temperaturas como las enzimas del cuerpo y otras funciones del organismo como las cerebrales, pueden funcionar de forma correcta.

No obstante, esta temperatura puede disminuir o elevarse debido a los factores externos, especialmente, los que tienen que ver con los fenómenos atmosféricos. En épocas calurosas como la época estival en la que se llegan a alcanzar hasta 40°C, el cuerpo experimenta una ganancia de temperatura, lo que provoca que tengamos una sensación térmica de calor. La primera reacción de nuestro cuerpo para disiparla, es la sudoración.


¿Quién regula la temperatura dentro de nuestro organismo?

Esta función le corresponde al hipotálamo. Éste es quien mantiene nuestro cuerpo en la temperatura adecuada, esto es, la saludable, situada, como hemos dicho anteriormente, entre los 36 y los 37 °C. ¿Cómo lo consigue? Compensa la subida de la temperatura corporal con el aumento de la pérdida de calor, a través, principalmente, de la sudoración y de la vasodilatación periférica ( cuando se aumenta el flujo sanguíneo periférico). 

Cuando el hipotálamo es incapaz de cumplir con su función reguladora de la temperatura, lo que ocurre en situaciones de calor extremo y exposición muy prolongada a altas temperaturas, éste pierde el control y nosotros lo notamos, en forma de dolor de cabeza, confusión, pérdida de la conciencia, aumento de la frecuencia cardíaca, disminución de la presión arterial (porque todas las arterias se dilatan tratando de eliminar calor), y en los casos más graves, cuando la temperatura aumenta a 42-43ºC, se produce daño cerebral.  Es lo que se conoce como golpe de calor.

El golpe de calor es más grave si el sujeto está deshidratado, porque entonces su capacidad de eliminar calor sudando es menor. De ahí, la importancia de mantener una  hidratación aún mayor en días muy calurosos. 


Algunos consejos para sobrellevar las altas temperaturas

1. Aumentar nuestro consumo habitual de agua. Tener en cuenta que en estos días, la sudoración es mayor por lo que debemos recuperar esa pérdida de líquidos para evitar la deshidratación. No hay que esperar a tener sed. Simplemente, hacerlo y con frecuencia. 

2. Evitar el ejercicio físico o la exposición solar en las horas centrales del día. Es mucho mejor y saludable, dejar este tipo de actividades para las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde.
 
3. Mantener las ventanas y persianas cerradas durante las horas de más calor durante el día. Es mejor ventilar la casa por la noche.


4. Basar la alimentación en platos ligeros como ensaladas, sopas frías y mucha fruta. Son alimentos que tienen menos calorías y al mismo tiempo, nos hidratan por su alto contenido en agua.

5. Usar ropa ligera, si es posible de algodón, y suelta. La ropa excesivamente apretada no se lleva bien con el verano y recuerda, que tampoco con tu figura, ya que favorece la aparición de celulitis.

6. Y como último consejo, recuerda proteger muy bien tu cabeza con sombreros o gorras, ya que es una de las partes que más sufre el calor. Tampoco te olvides de utilizar un protector adecuado a tu tipo de piel para evitar quemaduras solares y el envejecimiento prematuro. Si tienes la piel muy blanca, es conveniente que tu protector sea de factor 50, por lo menos.

Desde Clinica Barrachina esperamos que este post os haya ayudado a conocer mejor los efectos de las altas temperaturas y sobre todo, que nuestros consejos os sirvan para evitar sus peligros. Os dejamos con un vídeo, que ya tiene algunos años, pero en el que se nos aconseja aprovechar la vida al máximo y que nos encanta compartir con vosotros. Lo más curioso de todo es que nos aconseja utilizar protector solar...


 
¡Feliz estreno de verano!

jueves, 24 de mayo de 2012

Cómo no hacer que el sol se convierta en tu peor enemigo



Ahora que se acercan las tan ansiadas vacaciones y la época estival, no está de más, recordar las precauciones que debemos tomar para no poner en riesgo nuestra piel.

Por todos es sabido, que el sol proporciona efectos muy beneficiosos en nuestra piel cuando nos exponemos a él, de una forma moderada y sobre todo, protegida.

Pero, ¿cuál es la razón de que se produzcan daños en la piel?

Cuando la exposición al sol es excesiva e inadecuada, la piel acelera su oxidación y para defenderse, recurre a sus propias defensas como medio que tiene para poder luchar contra las agresiones externas, en este caso, las solares.
Sin embargo, estas defensas no son eternas y pueden agotarse. Esta capacidad se mide como el número de horas que un individuo puede exponer su piel al sol durante
toda su vida. Cuando se llega al máximo de horas consumidas es cuando comienzan a aparecer los problemas cutáneos y los signos visibles del fotoenvejecimiento

Esta capacidad, conocida como capital solar, está predeterminada genéticamente y no es modificable. El proceso de fotoenvejecimiento de la piel, es el siguiente: Los radicales libres intoxican el metabolismo celular y la fisiología normal de la piel se ralentiza. Aún así, la piel lucha contra los radicales libres produciendo los antioxidantes naturales que capturan los radicales libres y los neutralizan, evitando su efecto dañino. Pero cuando la agresión solar cutánea es intensa y repetida, la capacidad reparadora de la piel se ve superada. Esto indica que el capital solar se ha consumido y lo que comienza a hacer la piel es almacenar los daños solares en vez de neutralizar sus efectos.

Es como si la piel tuviese memoria y recordase todas las exposiciones solares, almacenándolas pero no eliminándolas, lo que es nocivo para ella.

¿Y  qué ocurre entonces?

El ácido hialurónico pierde su función y actividad y esto se refleja en la piel, ya que esta sustancia es la responsable de retener el agua y proporcionarle grosor, textura y su apariencia saludable y joven.

La prevención no es una opción

Prevenir estos efectos es posible, protegiendo de forma correcta y suficiente nuestra piel. Para ello, debemos aplicarnos siempre buenos protectores solares antes de la exposición solar, repitiendo la aplicación cada 2 horas si vamos a estar al sol durante un tiempo prolongado.

También es muy recomendable el uso de sombreros, viseras, sombrillas y unas buenas gafas de sol, homologadas, para evitar acentuar las patas de gallo que surgen alrededor de los ojos. Por otro lado, también puedes tomar protectores del sol orales, disponibles en las farmacias, pues son igual de eficaces para ayudar a combatir los efectos nocivos del sol en tu piel. 

Si a pesar de ello, aparecen signos visibles de daños en tu piel o ya los padeces, existen tratamientos médico-estéticos específicos, a través de los cuales se pueden paliar los efectos del fotoenvejecimiento y aumentar, así, el tono, tersura y brillo de la piel. Estos tratamientos consiguen el efecto de una piel más joven.

Existen, además, técnicas médico-estéticas que se aplican pasado el verano y cuyo objetivo es recuperar el aspecto saludable de la piel. Entre ellas, destacamos el Láser Q-Switched, los Peelings faciales o corporales y los Factores de Crecimiento Plaquetario.  Todas ellas, ayudan a eliminar los signos del fotoenvejecimiento y a mejorar el aspecto general de la piel.

Así que ya sabéis, disfrutad del sol pero siempre con moderación y mucha protección. Todas y todos queremos estar morenos en verano pero un exceso de exposición solar puede pasar factura a nuestra piel. Y como os hemos comentado en este post, ella tiene memoria y no olvida los excesos. Cuidarla, entonces, para que sólo tenga buenos recuerdos.

¡Buen día de sol!